Es importante reconocer que
el aislamiento preventivo es indispensable para preservar nuestra salud y la de
nuestra familia. Sin embargo, este momento también puede generar un poco de
estrés, ya que los días se pueden tornar rutinarios y faltos de
motivación.
Tener una rutina
establecida, proporciona seguridad en cómo van a ser las cosas y dificulta que
las personas se tengan que enfrentar a situaciones inesperadas y ajenas a lo ya
planificado. De hecho, este es uno de los principales motivos por los que, pese
a que esta pueda resultar monótona, en algunas personas existe resistencia a
introducir cambios. La novedad supone un riesgo, un riesgo que pueda dar cierto
miedo y traer diferentes consecuencias.
Salir de la rutina implica
llevar a cabo acciones diferentes de las que se hacen normalmente, algo que
dicho así puede ser fácil, pero en realidad tiene cierta complejidad. Es por
ello que en este documento se presentan algunas pautas para introducir cambios
en el día a día y salir de la rutina, sin dejar de lado las responsabilidades,
sacando el mejor provecho de este tiempo de aislamiento preventivo.
1. Identificar que
la rutina:
El primer paso para ser
capaz de salir de la rutina es reconocer que esta existe, y ser capaz de
identificarla. Si consideras que tienes una vida muy rutinaria deberías tener
en cuenta qué es lo que haces en el día a día y que se repite de forma.
2. Valora qué hace de
ella, que es desagradable:
Una vez identificada la
rutina es necesario valorar qué de todo ello es lo que desagrada, produce
rechazo o hace sentir estancados. Puede ser útil hacer un autorregistro o un
horario del día a día en que se valore además qué sentimientos surgen en cada
actuación.
3. Platear
qué cambios se quieren conseguir:
El hacerse preguntas como,
qué se quiere cambiar y qué se quiere conseguir, puede ser un inicio para
plantear estrategias distintas y modificar lo que hace sentir con baja
motivación.
4. Comer
y dormir adecuadamente:
La alimentación y el sueño
son algunos de los elementos que menos se suelen tener en cuenta y que sin
embargo son de los que más importancia tienen a la hora de explicar nuestro
bienestar. Ello también influye en la percepción de la vida como rutinaria. Es
importante que el comer y el dormir sean actos en que se esté centrado en lo
que se hace y que ello, se haga bien: dormir suficiente y comer de manera
equilibrada es imprescindible para mantener la salud tanto física como mental.
5. Separar espacios:
Se deben separar espacios y
momentos, teniendo cada cosa su momento y su lugar y generando una ruptura
entre las distintas tareas: no trabajar o estudiar estirado en la cama o en el
mismo sitio donde se consumen los alimentos.
6. Dar
gran importancia a los gustos
Uno de los aspectos que va
a permitir cambiar la rutina pasa por empezar a valorar elementos que no se
practican en la rutina y que sin embargo se debería implementar, como los
hobbies e intereses que llaman la atención. El ocio es importante, y a menudo no
se aprovechan los momentos de tiempo libre, haciendo aquello que es de agrado y
de gran interés personal.
7. Plantear una meta:
Quizás una de las formas
más importantes y que mayor cambio puede llegar a generar, es la idea de
formarse una meta u objetivo, algo en lo que se pueda centrar la atención y que
resulte altamente motivador. Dichas metas pueden ser prácticamente cualquier
cosa, pero la cuestión es que sean algo alejado de la actividad cotidiana. Por
ejemplo, aprender a tocar un instrumento, hablar un idioma, bajar de peso,
realizar deporte, entre otras, pueden ser metas algo distintas de lo habitual,
lo importante es que sean metas realistas y se pueda hacer un plan para poder
dar consecución a ellas.
8. Compromiso para
alcanzar el cambio:
Se debe tener en cuenta que
pueden aparecer dificultades y obstáculos en el camino, pero se debe ser capaz
de ser resolutivos y afrontar que un cambio requiere un esfuerzo. En la mayor
parte de las situaciones, los cambios no se van a producir espontáneamente,
sino que exigen de implicación y de esfuerzo. Como decía Einstein: “si quieres
nuevos resultados no hagas siempre lo mismo”.
9. Cambiar estímulos
del entorno:
Se pueden modificar
pequeños aspectos para dar un ambiente distinto a los espacios donde se
permanece la mayor parte del tiempo.
10. Es necesario
darse la oportunidad de improvisar:
Uno de los grandes
problemas de la rutina es, precisamente, que resulta altamente predecible. De
este modo, se debe dejar un espacio a la improvisación. Está bien dejar cierto
tiempo sin planificar, en el que se pueda hacer aquello que se apetezca en el
momento en el que surja.
11. Salir de la zona
de confort:
Algo fundamental si se
desea romper con la rutina, es el hecho de dejar de lado la zona de confort. Es
importante atreverse a experimentar cosas nuevas, aunque se desconozca si va a
gustar o no. Tal vez baste con explorar un tipo de actividad que nunca se había
planteado o se percibía lejano a los intereses personales, es importante hacer
algo que se quiera hacer, aunque dé un poco de miedo.
Este momento de aislamiento obligatorio puede causar algunos niveles de ansiedad, para disminuirla, es importante tener en cuenta los siguientes ejercicios:
Que la Sagrada Familia de Nazaret, bendiga cada uno de sus hogares.
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